El próximo día 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, cumpliremos con uno de los Cultos de Regla que establecen nuestros Estatutos: la Solemne Función Religiosa de Regla en honor a María Santísima de Concepción y Lágrimas. Día en que nos reunimos en torno a nuestra Amantísima Titular para rendirle homenaje y veneración, y para profundizar en el Dogma de su Inmaculada Concepción. Un Dogma presente en nuestro ADN crucero, por mor de la defensa del mismo que la Orden Franciscana realizó desde la Edad Media. Una defensa, también en muchos otros sectores de la Iglesia, que se mantuvo en el devenir de los siglos, hasta que el Santo Padre Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, proclamó como Dogma de Fe que la que estaba llamada a ser Sagrario viviente no podía estar marcada por la mácula del pecado: “declaramos, afirmamos y definimos que ha sido revelada por Dios, y de consiguiente, que debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles, la doctrina que sostiene que la santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, salvador del género humano” Ineffabilis Deus, 18. Definición.
La Solemne Función estará oficiada y predicada por el Rvdo. P. D. Fernando Luque Varo, nuestro Párroco y Director Espiritual.
A partir de las 19:00 horas se llevará a cabo, en primer lugar, la Oración y Meditación de los Misterios de la Inmaculada Concepción de la Virgen, como también establecen nuestras Reglas. Otra oración propia, dedicada a María Santísima de Concepción y Lágrimas, y que forma parte del ya numeroso conjunto de oraciones y textos litúrgicos propios.
La Solemne Eucaristía dará comienzo a las 19:30 horas. Y contará con el acompañamiento musical del Coro de hermanas, que pondrán, una vez más, los solemnes cantos, llenos de riqueza y sabor antiguo, a la liturgia.
“…TODO EL MUNDO EN GENERAL,
A VOCES, REINA ESCOGIDA,
DIGA QUE SOIS CONCEBIDA
SIN PECADO ORIGINAL”.
Miguel del Cid.