Sin lugar a dudas, nuestra Hermandad está viviendo, en esta época histórica para la misma, días grandes y son muchos los detalles y momentos que están quedando grabados en nuestra memoria y en nuestros anales particulares de la Hermandad de Cristo.  

Como bien dijese ayer nuestro querido hermano D. Manuel Pineda en su magnífica exaltación, hay muchas formas distintas de demostrar el amor a Nuestra Señora y servirla. Y eso es algo que tiene muy claro un grupo de mujeres de Cristo, comprometidas y trabajadoras, que se dejan la piel en todo lo que hacen. Uno de los frutos de su esfuerzo es el coro que, con tanto cariño, pusieron en marcha varios años atrás (que por circunstancias de la pandemia tuvo que hacer un receso en su actividad). A través de sus voces, y con la ayuda y maestría de D. José Ramón Valiño, regalan su particular ofrenda a Nuestra Señora. Un bello repertorio de canciones antiguas, entre las que destacó, hace varios años, la recuperación de los distintos ciclos de los Dolores. A todas ellas gracias de corazón.  

En el día de ayer, el Excelentísimo Ayuntamiento de Almogía, a través D. Cristóbal Torreblanca Sánchez, Alcalde, ofreció a Nuestra Señora de los Dolores la medalla de oro de la villa como reconocimiento a el peso histórico y devocional que nuestra Amantísima Titular  tiene en el seno de nuestra comunidad. Una institución que es consciente de la importancia de la religiosidad popular en nuestro pueblo y que no duda en brindar su apoyo de forma constante a nuestra Hermandad, hecho que también  agradecemos en estas líneas.  

Por último, referirnos a la otra ofrenda de amor que se hizo ayer a Nuestra Señora. Una ofrenda de amor que cuenta con un elemento que desde luego es determinante: que fue entregada por un hermano de Cristo. Que siente y vive con intensidad lo que ello supone. Gracias a nuestro hermano D. Manuel Pineda Torres por la magnífica exaltación que brindó a Nuestra Señora. En ella no faltó nada: cuidada escritura, profundidad teológica, sentimientos, recuerdos e historia. Como decíamos al principio, el eje vertebrador de su exaltación fue un recorrido por las distintas formas de amar a  Nuestra Señora, distintas formas de servirla, desde el punto de vista de un hermano de Cristo convencido y practicante, que vivió en su casa el amor a la Santísima Virgen (donde tuvieron la dicha de acogerla y dignificarla), de un servidor a la Hermandad, de un Hermano Mayor, de un Hijo de María. Y por supuesto sin que faltase la particular historia del proceso, de la que su familia formó parte, con la que la Divina Providencia nos regaló a las más bella Flor de nuestra Parroquia. Gracias de todo corazón. 

Que Nuestra Señora los ampare, guarde y proteja por siempre.

#DoloresdeAlmogía