Emoción, ternura, amor, júbilo, entusiasmo… Es difícil encontrar una palabra que abarque el abanico de sentimientos que en el día de ayer se hicieron presentes en los tradicionales actos de pascua navideña de nuestra hermandad. Quizá fue la ferviente misa anunciando el inminente Nacimiento del Señor, o el brillante concierto de navidad de nuestra banda de música o la conmovedora Cena-Homenaje a los hermanos que cumplían 65 años. O quizá, y casi seguro, un poco de todo.
El hecho es que los hermanos y asistentes que ayer participaron en dichos actos volvieron a sus casas henchidos de, por qué no vamos a decirlo, espíritu navideño. Reconfortados, reconciliados consigo mismos y con los que nos rodean, más conscientes del mensaje de amor de Dios, y a buen seguro, más hermanos de Cristo.
Y es que la fecha incluso acompañó. A las seis de la tarde aproximadamente comenzó oficialmente el invierno, el solsticio que marca el comienzo de la estación. Y qué mejor apertura que con los actos de nuestra Hermandad. A las 19,30h, celebramos la Eucaristía propia del cuarto y último Domingo de Adviento, en la que destacó la ternura de las voces del coro de vecinas de la localidad, que en un intento loable, cada año rescatan villancicos tradicionales de raíz inmemorial.
A continuación, nuestra banda ofreció un concierto brillante y emotivo a la par que original. A más de un asistente le bailó una lágrima en el borde del párpado. Y es que el repertorio daba para ello. El pasodoble Cortes de la Frontera (Navarro Mollor) abrió el recital seguido de Concerto D’amore (Jacob de Haan), la BSO del Rey León (Elton John) y la BSO de la Bella y la Bestia (Alan Menken). Ésta última pieza contó con la colaboración Alba y Jesús, ambos miembros del Coro de la Ópera de Málaga, quienes pusieron voz a la bella balada de la película y que arrancaron un caluroso aplauso por parte de los asistentes. Para finalizar, los sones optimistas de ‘Arre Borriquito’ anunciaron que la navidad estaba a la vuelta de la esquina.
La entrega de distinciones que siguió a continuación comenzó igual que finalizó el concierto, con un sonoro aplauso para cada uno de los músicos nombrados, a los que se reconocían sus años de dedicación a la banda. Así recibieron su Diploma de cinco años los músicos Juan Francisco Fernández García, Isabel María Leiva Porras, Eva Mª Moreno Fernández, José Francisco Padilla González y María Ruiz Galán. Igualmente recibieron el escudo de oro de la Banda por sus diez años de permanencia los miembros Miguel Ángel Aranda Gómez, José Mª González Sánchez, Enrique Romero Aguilar y Adrián Torreblanca Leiva. Luego vino el turno de los músicos con quince años de pertenencia Mª José Aguilar Moreno, Simón Domínguez Urbano y Miguel Moreno Romero, los cuales recibieron el escudo de la Hermandad. Por último recibieron una litografía con la imagen del Santo Cristo de la Vera-Cruz, por los veinte años de permanencia en la banda, los veteranos Oscar Romero Montiel y RosaBlanca Garrido Ruiz. Para finalizar, el músico y miembro de la Junta de Gobierno, José Antonio Fernández Salazar, recibió una reproducción en plata de ley de las potencias del Santo Cristo por sus veinticinco años de dedicación a la banda.
Ya en los salones de la Casa-Hermandad un delicioso ágape esperaba a los hermanos que cumplían sesenta y cinco años de edad y que recibirían a posteriori el reconocimiento de toda la Hermandad por sus años como hermano. En concreto se hizo entrega de recuerdos a los hermanos Juan Pino Luque, Antonio González Cuenca, Pedro Morales Rodríguez y Juan Luis García Andrade. No pudieron asistir los hermanos José Sánchez Granados, Antonia Domínguez Ortega, José García Moreno y Antonio Domínguez Sánchez que excusaron su asistencia. Durante la entrega de dichos reconocimientos se oyeron sentidas palabras de familiares, risas y aplausos. Se respiraba hermandad y en definitiva se fomentaba el espíritu navideño. Ese sentimiento de fondo más allá de los regalos, los turrones y los villancicos. Un sentimiento de paz y amor que ayer era de color verde.
