Se aproxima la Semana Santa y con ella mucho trabajo, ilusión e incertidumbres pero hay una cosa de la que los hermanos de Cristo estaremos totalmente seguros y es de la majestuosidad y el decoro con el que todos participaremos en el cortejo.

Conocida es la preocupación e interés que nuestra cofradía siempre ha manifestado por el buen desarrollo y organización de nuestras procesiones. Por eso esta junta directiva en su afán por poner en valor el trabajo de nuestros predecesores adoptó una serie de medidas para seguir engrandeciendo nuestros cortejos. Estas disposiciones pudieron causar cierta inquietud en un primer momento, pero una vez llevadas a cabo y evaluadas a lo largo de estos años, podemos asegurar que han dado un gran fruto.

Así, la incorporación de equipos de túnicas para la directiva buscaba no mermar protagonismo a las figuras del Mayordomo y Camareras que junto al resto de Cargos Procesionales son los verdaderamente merecedores de ocupar puestos de relevancia en nuestros desfiles. A la figura del Mayordomo se le ha restablecido el lugar que antaño tenía en la procesión y a la vez, se le ha hecho presente en los actos cuaresmales, presidiéndolos ya que como todos sabemos, según marcan nuestras tradiciones es el que hace las veces de Hermano Mayor durante toda la cuaresma y Semana Santa.

A las mujeres vestidas de mantillas se les dotó de cirios tratando de volver a lo que la cofradía ya hacía en nuestros primeros desfiles procesionales. Con ello conseguimos sobriedad, elegancia y más luz en el cortejo. Esta medida sembró muchas dudas en las mujeres y en el pueblo en general, ya que siempre se pensó que los bastones corporativos servían como apoyo. Pronto pudimos comprobar lo falso de esta creencia, ya que como anécdota, el único resbalón vino por parte de una de los acompañantes de Camarera, que portaba uno de los cuatro cetros que nuestra Congregación reservó para los Cargos procesionales.

Se estableció por norma obligatoria el uso del guante negro. Desde hace muchos años el uso del traje y corbata negra, acompañando al escapulario de la Hermandad han sido el modo de acompañar a nuestros Titulares por parte de sus devotos y hermanos. Tras el uso del guante negro se ha completado esta uniformidad y en la mente de todos aparece ya como pieza indispensable de la indumentaria de quienes acompañan a la Hermandad de Cristo. En los últimos años hemos podido ver, que tanto el Jueves como el Viernes Santo no faltó un solo hombre sin su traje y corbata oscura y sin sus guantes negros.

Entre todas las medidas la más complicada, compleja y ardua fue la de organizar la procesión dentro de la Parroquia. El hecho de entrar por la puerta trasera ya confería cierta dificultad, amén de recelos y temores: 5 tronos dentro del templo, bancos, sillas, más de 180 músicos, unos 120 troneros, 60 personas vestidas de túnicas, 6 cargos de procesión con sus acompañantes, hermanos y hermanas para alumbrar y todo ello sin contar con la chiquillería. Para la propia Junta de Gobierno surgían miles de dudas ¿Dónde meter tanta gente si nuestra Banda solamente ocupa media iglesia? ¿Estarán dispuestos los hermanos a entrar por la puerta trasera? ¿Y los que no son hermanos de la cofradía que además llegarán totalmente desorientados? ¿Cómo nos vamos a organizar y entendernos entre tantísimas criaturas? Ni que decir tiene que DIOS EXISTE. En esos momentos los hermanos de Cristo somos únicos en el buen hacer. Es una satisfacción poder observar como la voz del mando de procesión retumba en el templo sin necesidad de medios técnicos. Y todos, en silencio, saben qué sitio ocupar y qué hacer para acompañar a Cristo y a su bendita Madre por las calles de nuestro pueblo.

Desde estas líneas quisiera manifestar mi más sincero agradecimiento y felicitación a todos los que formamos esta gran familia. Hermanos que con su colaboración y comportamiento ejemplar hacen sencilla la labor del jefe de procesión. Gracias a todos.

Y entonando un “mea culpa” ya que en algunos momentos las indicaciones pueden ser imprecisas, erróneas u omitidas, pero que al contar con este gran valor humano, hacen que sea muy fácil corregir y poder conseguir el fin que todos deseamos. Podemos estar seguros que todos aquellos hermanos que nos precedieron y que tanto lucharon por su cofradía y por la organización de su procesión estarán orgullos y disfrutarán tanto como nosotros, ya que su Hermandad, como siempre, está dando ejemplo de cómo sacar una procesión a la calle.

No me quiero extender más, ya que al que suscribe la literatura no es su fuerte; sólo manifestar nuevamente mi gratitud por los momentos inolvidables que entre todos hemos conseguido vivir.

GRACIAS.

Ricardo Jiménez de la Cruz